
Una hoja cae tan lenta.
Llevo gran parte de mi vida reprimiendo esos queridos calambrazos en el estómago y esa maldita tos que no me deja hablar hasta que un día me enseñaron lo importante de expresarme sincera y congruentemente.
Si algo te afecta, dilo. Exprésalo tal cual, te ayudará a liberarte de intentar demostrar que no lo estás y realmente te relajarás porque la otra persona, en general, se intentará poner en tu lugar. En cierto modo es literalizar tu problema, reírte de él y tomar consciencia.
(spoiler)
Cuando el personaje y futura esposa de Khal Drogo aparece, se encuentra bañándose en una bonita ambientación de colores cálidos, su cuerpo es recorrido por el agua y una mirada a lo lejos deja entrever que su destino está dominado por cuestiones ajenas a su voluntad. En efecto la princesa de la Casa Targaryen tiene un hermano que anhela el poder y desea recuperar el trono para demostrarse a si mismo lo hombre que es, así como devolver a la memoria histórica de su familia el papel que realmente desempeña (hablamos de egos básicamente). Dominada por este oscuro hermano, no tiene otra que casarse con Khal Drogo, todo lo antagónico a lo que ella representa, sin embargo con una simple mirada obtiene una paz interior que le permite dejarse llevar por sus intuiciones.
Pero no estoy aquí para hablar de lo buena o mala que es la serie, sino de los arquetipos de dos de sus personajes, me refiero a Khal Drogo y a Daenerys Targaryen (he tenido que mirar en la wikipedia). La selección de estos personajes es a priori un tanto intrascendente. En principio, con total desconocimiento de los libros y el resto de sagas, estos personajes resultan ser secundarios, sin embargo algo muy profundo se esconde en su personalidad, la representación del hombre y mujer conscientes. Comenzamos.
(nota: puede que haya un poco de spoilet)
Khal Drogo es una especie de Rey Guerrero nómada. A priori parece un tipo un tanto machista y bruto, una clasificación que cualquiera en nuestros días diría por aquello de que lo masculino asusta. Sin embargo, detrás de tanta fibra hay un hombre que coge lo que quiere, que tiene unos objetivos y va tras ellos y que tiene voluntad y consciencia. El propio Khal sufre una evolución a lo largo de la historia, antes de conocer a su esposa Daenerys, se le ve precisamente la parte oscura de la masculinidad, el egocentrismo y el abuso de poder (curiosamente lo que gobierna este mundo). Desde una perspectiva sexual, el propio Khal utiliza posturas un tanto varoniles (el famoso perrito) con carácter de dominación. No quiero decir con esto que el perrito sea negativo, todo lo contrario. Insisto en esto porque es a través del sexo cuando se produce el cambio emocional de Khal.
Y es así, en una experiencia erótica y sensual (cualidades femeninas) cuando Khal da un paso a su masculinidad consciente. Aquella frase de “cuando estás delante de una mujer o te transformaras en hombre o te echas a correr” la vivió Khal. El personaje varonil decide aceptar su feminidad, encontrar su propia diosa interior y dar el paso a su nueva vida. El Rey Guerrero se inicia en su nueva faceta, la del hombre protector y seguro de sí mismo, incapaz de perder su centro. Son varias las ocasiones en las que esto se ve, a la hora de tomar decisiones existe una calma emocional brutal en las expresiones del Rey y esto no implica no sentir, todo lo contrario. Implica precisamente vivir la experiencia de la emoción pero no dejarse llevar por ella, parte negativa de la feminidad.
Ocurren varias cosas a lo largo de la historia, pero curiosamente el personaje (SPOILER) pierde un poco el control de su vida cuando entiende que puede perder a su amada, ¿tal vez celos, miedo al qué dirán…? Lo ignoro, pero lo cierto es que tanto el Sol y la Estrella como la Luna Plateada se dan cuenta de su verdadero poder y responsabilidad con la tribu. La muerte de Khal Drogo tiene lugar cuando uno de sus discípulos le reta, precisamente por haber comprendido su feminidad. Este recibe una herida el pecho, que curiosamente no lo mata pero sí lo hiere. Para mí esto significa la apertura del pecho, Khal se abre y empieza a demostrar amor. Finalmente, este muere y es una bruja (feminidad) la que intenta revivirlo, sin embargo por venganza (feminidad oscura) decide maldecirlo y robarle a su esposa su hijo, su mayor bien. Efectivamente nuestro personaje masculino revive pero sin estar en el mundo real, es una especie de trance, como si estuviera más allá que para acá. Desde mi punto de vista no cabe duda que alcanza a su yo dormido, a su ser olvidado, es su resurrección. La incomprensión de su mujer le lleva a matarlo.
PD: en unos días analizaremos a Daenerys Targaryen.
Entramos a la cueva siempre respetando el orden de hombre-mujer. La oscuridad se palpaba pero ¡qué leches! pensé. Yo me crié en una cueva subiendo y bajando tubos volcánicos y caminando entre callados. Pasamos por una puerta hecha por la naturaleza con roca volcánica y encontramos el vientre de la madre. El espacio estaba definido pese a la oscuridad, un chorro de luz caía desde el cielo e inundaba todo ese círculo central de bóveda volcánica. En el centro de la luz, un altar con semillas de maíz negro, flores, copal, plantas medicinales y unas piedras de obsidiana negra. Dentro nos esperaban dos jóvenes guerreros emplumados y una chamana muy joven vestida de blanco. Sonaron los tambores, las conchas que llevaban atadas a sus pies y las caracolas llamando a los espíritus. Danzaron y cantaron dándonos la bienvenida como hacían los mexicas en Tehotihuacan cuando llegaban forasteros. Nos invitaron a participar y comenzamos a bailar en círculos, cantamos hacia las cuatro direcciones y la cueva resonó con nosotros, eso sí que era arquitectura viva, todos éramos Uno.
Al repetir la danza en las cuatro direcciones, mirando hacia el Norte, si mal no recuerdo, noté como caía de manera muy sutil sobre mi cuello una especie de hoja peluda. Pensé que sería un efecto del transe o algo por el estilo, pero de pronto noté un pinchazo que me recorrió toda la espalda. Una araña me había mordido la nuca. Siempre he respetado a las arañas, en general no suelo matarlas, me gustan porque se comen a otros bichos y en cierto modo te protegen. Pero esta vez el miedo me recorrió el cuerpo junto con el pinchazo, ¿sería venenosa? ¿moriría de pronto sin más?. No quise gritar ni quejarme, todo era tan bello que fastidiar ese momento podría haber destruido nuestra iniciación. Una voz interior me habló y me dijo, “calma, está todo decidido”. Respiré y con mi mano agarré a la araña, la tiré al suelo y con mis dedos masajeé las ulceras que habían aparecido en mi nuca y espalda. El picor continuó unos minutos hasta que desapareció. Alguien del grupo, casi al final del viaje me explicó que esa araña me podía haber abierto un canal, al más puro estilo de acupuntura.
En la última danza conchera, las chamanas cogieron las piedras y el maíz y fueron entregándonoslas uno a uno. Cuando palpé las manos de esa mujer sentí un amor tan profundo que no me hubiera separado de ella en la vida y aún la llevo en la piedra. Salieron con sus despedidas tradicionales y haciendo un círculo. El grupo y nuestros guías nos quedamos en silencio observando la cueva, viendo como el chorro de luz lo inundaba todo y percibiendo los sonidos del interior de la tierra. Toztly dijo unas palabras, luego Amy y Miguel, nombramos el 15M y les mandamos energías. La gente del grupo habló y yo hablé desde mi silencio dije “aún hay esperanza”.
Amy pidió hacer una fila hombre-mujer y nos adentramos en lo profundo de la cueva. A medida que avanzabas no veías nada, llegó un punto en el que no sabía si estaba con los ojos abiertos o cerrados y palpé con todo mi cuerpo las afiladas rocas volcánicas. Experimenté mi niñez, cuando de pequeño jugaba en la cueva con mis amigos. Iba bastante confiado y feliz hasta que de pronto, la mano que sujetaba delante de mi desapareció. Tenía detrás a un grupo de unas treinta personas que tenían que ser guiadas por mi persona hasta la salida, en una cueva que tenía mil entradas y salidas y todo esto por supuesto en silencio y sin poder hablar. Saqué el valor desde mis entrañas, me puse en cuclillas y comencé a caminar. No veía absolutamente nada, sólo palpaba; los arañazos se convirtieron en caricias y llegó un punto en el que no sabía donde empezaba yo y donde empezaba la cueva, sabía lo que estaba pasando, había perdido la noción de mis límites físicos. Y en medio del miedo y la calma la mano apareció de nuevo, parándonos en una bifurcación, no sabíamos por donde seguir. Recuerdo que la chica que iba detrás de mi se puso delante mio y me dijo, ahora los guío yo. Escogió una de las rutas, encontrando la verdadera salida, Amy estaba en el final del camino, otro chorro de luz apareció del cielo y ascendimos por unas escaleras hasta la superficie. Fue mi primer nacimiento en ese día, otra muerte tendría lugar horas después.
La entrada al museo fue monumental, encontrarme con la columna del árbol de la vida mientras chorreaba de agua me trasladó a mis nuevas vivencias arquitectónicas con el brutalismo. Dentro nos explicaron de todo y pude ver desde anomalías artísticas a elementos cotidianos. http://www.mna.inah.gob.mx/
Después del museo fuimos a ver unos artesanos que hacían tequila y mezcal a partir de una planta que tenemos en canarias. Vimos un taller de obsidiana y conocimos a los lugareños. Mi compañero de viaje y yo quedamos prendado de una de las mexicas del lugar, tenía cierto halo oscuro porque utilizaba su sensualidad para vender, pero en fin, pese a ofrecernos un masaje con piedras fuimos fuertes y no compramos nada. Creí que nunca más la vería, me equivocaba.
Lo que nunca me esperé fue llegar esa misma tarde a Tehotihuacan. A la entrada nos abordaron varios artesanos. Huyendo un poco de ellos nos pusimos delante de una de las pirámides secundarias que conforman el gran eje de la ciudad, hicimos una mini meditación y tocamos 13 veces las palmas, mi sorpresa fue brutal. ¡La pirámide respondía! Respondía con el sonido que emitían los Quetzals, esos pájaros mágicos de la selva y que daban nombre a la serpiente emplumada. ¿Cómo era posible? ¿Cómo la arquitectura podía hablar? Me derrumbé en la ignorancia y me convertí en la persona más diminuta del mundo, yo que había estudia al Corbu, a Mies y a Ghery, estaba delante de un edificio que me respondía.
Los guías del viaje nos dieron permiso para investigar la zona, habíamos sido bienvenidos según ellos por el lugar. Subí corriendo a la pirámide de la Luna y se que si vuelvo, no lo volvería a hacer, casi me ahogo en el camino. Los mexicas subían las pirámides en zig zags, como si de una serpiente se tratara, por eso sus grandes escalones. Medité un poco allá arriba, más bien respire de lo cansado que llegué y vi como un gran eje dividía la ciudad. Corrí desde allá arriba a la pirámide del Sol, y entendí que me lo tenía que tomar con calma. Hice descompresión en algunos lugares, y al estar arriba me percaté de que estaba en México, había comenzado mi aventura. Mire a las cuatro direcciones, respiré y de pronto me vi en un círculo junto con compañeros del viaje haciendo una meditación. Todo el mundo salió contento, para mi no fue nada especial y bastante normal, pero en fin, los expertos en energías eran ellos, yo simplemente venía a buscarme a mi mismo.
Lo cierto es que al bajar me notaba diferente, encontré una piedra que me metí en el bolsillo y pasamos al paseo de los patios. Es un recorrido en el que se suben y bajan patios sin bordearlos, una vez más como la serpiente. Llegamos a la última pirámide, la de Quetzalcoatl. En ella se representaban varios dioses, como los del agua y la serpiente. Algo raro pasó allá arriba, a día de hoy no soy consciente de ello, ni tampoco lo recuerdo, pero algo pasó. Al bajar, nos dispersamos por el campo y nos enfrentamos en dos líneas para hacer la despedida al Sol, tocamos 3 veces 13 palmadas, la pirámide de Quetzalcoatl también nos contestó. Era tal su sonido que casi me echo a llorar. Por arte cuasi mágico, las nubes se abrieron y salió el Sol.
La noche llegó, dormí como un angelito pese a tener uno de nuestros primeros misterios en la habitación. Las luces se encendían y apagaban solas continuamente. Ignoramos el tintineo, dormimos hasta las 6.30 del día después.
Y el proceso se iniciaba. Hacía mucho tiempo que no tomaba una decisión que me diera tanto miedo y me enfrentara a mi mismo. Miedo al viaje, a la gente del grupo, a los guías y al propio México. Pero el día anterior me suena el móvil, era una chica del grupo que ya conocía y que no sabía que iría, añadí calma a la calma.
Al llegar al aeropuerto no conocía a nadie, ni si quiera a mi mismo. Me presenté a los que pude y me encontré con un chico que por cosas del destino sería mi compañero de habitación. Hablamos de nuestras cosas en el avión, de temas espirituales y terrenales y nos dimos cuenta que cada uno de nosotros teníamos un objetivo común en el viaje y que habíamos llegado a él por causas casi similares y en circunstancias parecidas. Somos como uña y carne.
Después de 12 horas de avión y ver tres películas y conocer un poco más a mis compañeros del viaje, aterrizamos. La gente es magnífica y algunos realmente parecen tener poderes (os contaré más adelante). Mi maleta llegó la última y pasé un miedo horroroso, pero además unos españoles que trabajaban por allí decidieron meterme más miedo y explicarme la de torturas que hacen los mexicanos a los turistas, raptos, intercambio de órganos… Lo cierto es que al conocer a los guías del viaje, nunca sentí tanta seguridad en mi vida. Podía irme a una guerra que no me pasaría nada de nada, igual moriría, pero en paz.
Fui catando cada visión de México, cada olor y sonido. Llegamos de noche y con jet lag, simplemente me metí en la cama y esperé a que me llamaran al día siguiente a las 6.00 de la mañana, comenzó la iniciación mexica.
Y en medio de un día común, de una hora común, mientras hacía algo común una simple palabra transformó mi cotidianidad en presente. Ya nada volvería a ser igual, ya no viviría las mismas cosas, ya no estaría tan comúnmente cómodo. La realidad me empujó hacia el fondo del lugar más oscuro del planeta, esa estancia olvidada, ese espacio innombrable. “Calma, esto no es real”
Lo cierto, es que es tan real como la mentira de mi común vida. Respiro esa estancia húmeda, saboreo su amargo sabor y sin esperar nada a cambio, me tiende una mano un ser negrusco con dientes blancos. Me empuja y levanta de lo común, me electrifica con emociones reprimidas y con una sonrisa blanca dice “Este es mi presente”. Una bofetada me hace volver, respiro un aire diferente. Con una extraña emoción de claroscuros regreso a mi cotidianidad, igual que siempre pero distinta.
Es la extraña calma de saber que todo cambia.
Uno llega a estos sitios un poco raro, el viaje en metro se alarga y piensas si serás el único “raro” que irá a protestar por algo básico, por la libertad de uno mismo. Cuando ves que tus amigos aparecen para acompañarte en la lucha por lo elemental tus entrañas se relajan y comienzas a disfrutar de lo que se palpa y respira en el ambiente.
El recorrido es tenso, pero a la vez gracioso, comentamos con bromas nuestro miedo a lo desconocido, a los policías, por un momento me siento terrorista y antisistema. La sorpresa es cruzar la calle que se dirige a Sol, esos edificios enmarcan una puerta hacia otra realidad, otro mundo. Lo cruzas y respiras Amor, sí lo reconozco, es cursi pero no es el amor de Cupido a lo que me refiero, sino algo más, algo diferente, ese sentimiento que fugazmente aparece en las meditaciones interiores, ese extraño sentimiento de Unidad y Humildad.
Siento miedo al pisar a un rapado musculado y se vira diciendo “no pasa nada tío”, tiemblo al empujar a una punky que al girarse te sonríe. ¿Qué pasa? ¿Acaso no es tan peligroso esto como me lo pintaba la tele? Me relajo y grito junto a los manifestantes, me meto un rato con Telecinco “Nosotros si que somos, Supervivientes” “Menos SalsaRosa y más educación”.
Miro los símbolos y sonrío internamente, “
Tras varias vueltas y por arte casi mágica, mi cobertura vuelve y consigo contactar con mi novia en el momento justo, ni un poco después ni un poco antes. Su pregunta es clara ¿no te sientes raro, y si todo esto triunfa? Miro en mi interior y veo una calma extraña, ¡No!, respondo. ¿No?, era todo normal, es que era todo natural. Lo que me extraña es como no podemos estar viviendo así en este momento, ¿es ese el verdadero estar social? Mi interior me dice que sí, que es el regreso a lo tribal, a vivir en comunidad, a volver a encontrar la esencia. Ni un radical, ni una bronca, ni un supuesto borracho. Esa ciudad del Nuevo Sol es el lugar en el que más en calma me he sentido, tras superar mis miedos. Me sentí como un Guerrero por primera vez desde muchos años, en calma, sintiendo mis emociones, respirando aquel ambiente. Llego a casa y me voy a la cama con un pensamiento, “No es raro, es totalmente Natural”