
Y en medio de un día común, de una hora común, mientras hacía algo común una simple palabra transformó mi cotidianidad en presente. Ya nada volvería a ser igual, ya no viviría las mismas cosas, ya no estaría tan comúnmente cómodo. La realidad me empujó hacia el fondo del lugar más oscuro del planeta, esa estancia olvidada, ese espacio innombrable. “Calma, esto no es real”
Lo cierto, es que es tan real como la mentira de mi común vida. Respiro esa estancia húmeda, saboreo su amargo sabor y sin esperar nada a cambio, me tiende una mano un ser negrusco con dientes blancos. Me empuja y levanta de lo común, me electrifica con emociones reprimidas y con una sonrisa blanca dice “Este es mi presente”. Una bofetada me hace volver, respiro un aire diferente. Con una extraña emoción de claroscuros regreso a mi cotidianidad, igual que siempre pero distinta.
Es la extraña calma de saber que todo cambia.
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