Uno llega a estos sitios un poco raro, el viaje en metro se alarga y piensas si serás el único “raro” que irá a protestar por algo básico, por la libertad de uno mismo. Cuando ves que tus amigos aparecen para acompañarte en la lucha por lo elemental tus entrañas se relajan y comienzas a disfrutar de lo que se palpa y respira en el ambiente.
El recorrido es tenso, pero a la vez gracioso, comentamos con bromas nuestro miedo a lo desconocido, a los policías, por un momento me siento terrorista y antisistema. La sorpresa es cruzar la calle que se dirige a Sol, esos edificios enmarcan una puerta hacia otra realidad, otro mundo. Lo cruzas y respiras Amor, sí lo reconozco, es cursi pero no es el amor de Cupido a lo que me refiero, sino algo más, algo diferente, ese sentimiento que fugazmente aparece en las meditaciones interiores, ese extraño sentimiento de Unidad y Humildad.
Siento miedo al pisar a un rapado musculado y se vira diciendo “no pasa nada tío”, tiemblo al empujar a una punky que al girarse te sonríe. ¿Qué pasa? ¿Acaso no es tan peligroso esto como me lo pintaba la tele? Me relajo y grito junto a los manifestantes, me meto un rato con Telecinco “Nosotros si que somos, Supervivientes” “Menos SalsaRosa y más educación”.

Miro los símbolos y sonrío internamente, “

Tras varias vueltas y por arte casi mágica, mi cobertura vuelve y consigo contactar con mi novia en el momento justo, ni un poco después ni un poco antes. Su pregunta es clara ¿no te sientes raro, y si todo esto triunfa? Miro en mi interior y veo una calma extraña, ¡No!, respondo. ¿No?, era todo normal, es que era todo natural. Lo que me extraña es como no podemos estar viviendo así en este momento, ¿es ese el verdadero estar social? Mi interior me dice que sí, que es el regreso a lo tribal, a vivir en comunidad, a volver a encontrar la esencia. Ni un radical, ni una bronca, ni un supuesto borracho. Esa ciudad del Nuevo Sol es el lugar en el que más en calma me he sentido, tras superar mis miedos. Me sentí como un Guerrero por primera vez desde muchos años, en calma, sintiendo mis emociones, respirando aquel ambiente. Llego a casa y me voy a la cama con un pensamiento, “No es raro, es totalmente Natural”
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