lunes, 27 de junio de 2011

Circo Emocional


No entiendo mi circo emocional. Aparecen payasos que se ríen de todo, trapecistas que se la juegan hasta el agotamiento físico y actores que lloran sin derramar lágrimas. No tengo ni cartas ni juegos.

Me equivoqué. Me equivoqué al pensar que mi objetivo en la vida era hacer feliz al otro, hacerle sentir bien, regalarle el mundo. Era feliz, no hay duda, pero es de esas felicidades efímeras que desaparecen de golpe y sin más. Con cuatro palabras, mi ego desplegó un espectáculo de agonías y ruidos, de luces y animales. Me equivoqué.

Y ante mí infinitas posibilidades de no saber que objetivo buscaba. Y entiendo, que ese afán por intentar hacer feliz al resto, por intentar mejorarlos no era más que una proyección de mis anhelos interiores. ¿Pero cómo ayudar al mundo si no me he ayudado? ¿cómo amar al resto si interpreto el amor como agonía? No compañeros, me equivocaba.

Se ha terminado, entro hacia mis entrañas, hacia mis anhelos, hacia mi pasado y mi futuro. Lo único que me llevará al encuentro, es el silencio. Silencio, silencio, silencio.

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