miércoles, 29 de junio de 2011

Necesito tiempo

Hay un breve instante en la vida, en el que ocurre algo magnífico. ¿Sabes esa sensación en la que esperas una respuesta? ¿conoces esa inquietud de sentimientos relajantes? A mi me pasó. Y cómo por arte casi mágico pude ver la verdad. Lo real de lo ocurrido, lo cierto.

Y es que da igual lo que te digan o te digas, ese impulso de las entrañas es tan sincero que cambia tu vida. Pude observar como me mentí y me mintieron, como cargué con la carga de una culpa que debía ser compartida y como al soltar esa carga yo era liviano como una pluma.

Mi consejo, para mi yo futuro. Di la verdad aunque te acarree la muerte. Di la verdad aunque temas hacer daño a los demás. Di la verdad y punto. En esta sombra de mentiras resurjo, comprendo, trasciendo. Sólo puedo decir, necesito tiempo.

lunes, 27 de junio de 2011

Circo Emocional


No entiendo mi circo emocional. Aparecen payasos que se ríen de todo, trapecistas que se la juegan hasta el agotamiento físico y actores que lloran sin derramar lágrimas. No tengo ni cartas ni juegos.

Me equivoqué. Me equivoqué al pensar que mi objetivo en la vida era hacer feliz al otro, hacerle sentir bien, regalarle el mundo. Era feliz, no hay duda, pero es de esas felicidades efímeras que desaparecen de golpe y sin más. Con cuatro palabras, mi ego desplegó un espectáculo de agonías y ruidos, de luces y animales. Me equivoqué.

Y ante mí infinitas posibilidades de no saber que objetivo buscaba. Y entiendo, que ese afán por intentar hacer feliz al resto, por intentar mejorarlos no era más que una proyección de mis anhelos interiores. ¿Pero cómo ayudar al mundo si no me he ayudado? ¿cómo amar al resto si interpreto el amor como agonía? No compañeros, me equivocaba.

Se ha terminado, entro hacia mis entrañas, hacia mis anhelos, hacia mi pasado y mi futuro. Lo único que me llevará al encuentro, es el silencio. Silencio, silencio, silencio.

lunes, 13 de junio de 2011

Claroscuros


Y en medio de un día común, de una hora común, mientras hacía algo común una simple palabra transformó mi cotidianidad en presente. Ya nada volvería a ser igual, ya no viviría las mismas cosas, ya no estaría tan comúnmente cómodo. La realidad me empujó hacia el fondo del lugar más oscuro del planeta, esa estancia olvidada, ese espacio innombrable. “Calma, esto no es real”

Lo cierto, es que es tan real como la mentira de mi común vida. Respiro esa estancia húmeda, saboreo su amargo sabor y sin esperar nada a cambio, me tiende una mano un ser negrusco con dientes blancos. Me empuja y levanta de lo común, me electrifica con emociones reprimidas y con una sonrisa blanca dice “Este es mi presente”. Una bofetada me hace volver, respiro un aire diferente. Con una extraña emoción de claroscuros regreso a mi cotidianidad, igual que siempre pero distinta.

Es la extraña calma de saber que todo cambia.