lunes, 7 de septiembre de 2009

La nueva excusa del S.XXI

Hace unos años, quizás no tantos, tendíamos a decir cosas como “Dios así lo ha querido” “Si Dios quiere”, oraciones que a fin de cuentas y seamos francos, usamos para disculparnos y echar la culpa a otro, en este caso a un ser sobrenatural.

La sociedad ha evolucionado y no cree tanto en un Dios castigador que les diga lo que tienen que hacer y cómo deben estar, para buscar tal vez un Dios más personal, más cercano lo que ha conllevado a que la ciencia imperara sobre las religiones actuales (que no espiritualidad). Así pues, la ciencia nos dice que todo nuestro cuerpo y mente es producto de la genética, del puro azar combinatorio de bases de A,G,C,T.

Nosotros como personas y ante la ausencia de culpar a alguien exterior a nuestro ego hemos afirmado y reafirmado que todo lo que nos ocurre es de origen genético. Los asesinos pueden salvarse de la cárcel porque su genética cerebral está mal “diseñada”, mi abuela puede creerse portadora de un cáncer porque su tataratataraabuela lo tuvo y mi mejor amigo puede decidir no cambiar su vida porque genéticamente es así… Señoras y señores con ustedes la excusa del S.XXI “es genético” formará parte de su vida cotidiana si desea no afrontar sus propias culpas, con él “es genético” podrá seguir como siempre, sin actuar y dejándose influir por el pasado.

No hace mucho una compañera médico me dijo en un supermercado que prácticamente el 80% de los que allí estábamos padeceríamos cáncer y francamente lo que pensé fue, “pues amiga te vas a forrar”. Porque no olvidemos que sin enfermedad no hay curas y por tanto médicos y no digo que la medicina sea mala, sino que tal vez esté enfocada de una manera poco personalizada, sin trato humano.

“Es genético” ha conseguido que mi abuela esté asustada y preocupada por su vida, que mis amigas se pienses que van a tener cáncer de mama y que yo mismo me dedicara a comer bifidus diario.

No digo que la genética sea mala, pero de ahí a decir que no eres dueño de tu vida me suena a religión. Eres dueño de tu realidad y tu vida, puedes decidir que cambiar de ella y como mejorarla, tu misión es evolucionar. Si en tu cotidianidad surge la enfermedad afróntala, pero nunca la esperes ni la llames.

Una historia de unos indios amazonas cuenta que cuando llegó un doctor a “ayudar” a un poblado del interior de la Selva, el Chamán de la Tribu le dijo que le acompañara a un parto a varios kilómetros de allí. El doctor asintió y por el camino recordó la existencia de una serpiente venenosa y mortal que paralizó al médico en mitad del recorrido. El chamán pregunto qué pasaba, a lo que el médico respondió con su inquietud y miedo interior:

-¿Hay serpientes venenosas en el Amazonas?

-¿Por qué? ¿Has visto alguna?

-No

-¿Has sentido alguna?

-No

-¿Has oído alguna?

-No

-Entonces no las llames

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